¿Cómo pasa el tiempo no? Hace un año ya, y yo aún te noto aquí. Todavía tengo la sensación de que te voy a ver al entrar a casa, o al salir. Cuando miro tu foto me parece que me estás sonriendo a mí, como lo solías hacer. Tengo la constante impresión de que algún día me despertaré y no te habrás ido, pero no, no será así, aunque cueste aceptarlo.
Te sigo echando de menos, tanto, o más que el primer día.
Al otro lado del río...
...sentanda en un sueño.
La vida no es esperar a que pase la tormenta,es aprender a bailar bajo la lluvia.
lunes, 23 de enero de 2012
domingo, 8 de enero de 2012
Echar de menos
Podemos echar de menos siempre, continuamente. Podemos echar de menos a amigos, familiares, personas que murieron, aquel del que estamos enamorados, antiguos amigos que ahora no son más que desconocidos cuando los ves pasar, sensaciones, momentos...
Pero lo que no podremos nunca es acostumbrarnos a echar de menos, porque el día que nos acostumbremos, habremos dejado de echar de menos, habrá dejado de doler la ausencia.
Por que en el fondo echar de menos, no es más que eso, notar que algo te falta. Es querer dar un abrazo y no poder, o un beso, o una caricia, o una simple sonrisa. Es recordar una y otra vez aquel momento tan eterno y tan efímero que ahora te gustaría repetir, pero no puedes. Echar de menos es aferrarte a recuerdos, abrazar una fotografía todas las noches.
Al fin y al cabo, todos echamos de menos algo, o alguien, y el que diga lo contrario, miente.
Pero lo que no podremos nunca es acostumbrarnos a echar de menos, porque el día que nos acostumbremos, habremos dejado de echar de menos, habrá dejado de doler la ausencia.
Por que en el fondo echar de menos, no es más que eso, notar que algo te falta. Es querer dar un abrazo y no poder, o un beso, o una caricia, o una simple sonrisa. Es recordar una y otra vez aquel momento tan eterno y tan efímero que ahora te gustaría repetir, pero no puedes. Echar de menos es aferrarte a recuerdos, abrazar una fotografía todas las noches.
Al fin y al cabo, todos echamos de menos algo, o alguien, y el que diga lo contrario, miente.
domingo, 11 de diciembre de 2011
Un sueño
Eres como encontrar lo que siempre había buscado de un plumazo. Pero me da miedo que todo sea tan sencillo, tan fácil... Estoy tan acostumbrada a pasarlo mal que el hecho de que algo me pueda salir bien me aterra. Pero me gusta pensar que a mí también me pueda ir bien, ¿por qué no?
¿Sabes? En realidad eres lo que siempre he soñado, y me da miedo que seas un sueño más.
¿Sabes? En realidad eres lo que siempre he soñado, y me da miedo que seas un sueño más.
El fantasma de las navidades pasadas.
Y otro año más...no puedo evitar seguir odiando la navidad. A veces me siento como el típico viejo cascarrabias al que el fantasma de las navidades pasadas y futuras tiene que recordarle lo "maravillosas" que son estas fechas. Pero, estamos en la vida real, y aquí no existen esos fantasmas, pero en tal caso, el fantasma de las navidades pasadas sólo podría empeorar las cosas.
Es difícil encontrar un solo motivo cuando me preguntan la razón de este odio. Pues bien, quizá tenga que ver con que en estas fechas he perdido a dos de las personas más importantes de mi vida. Sé que es demasiada casualidad, pero no puedo evitar sentir miedo cada vez que se acercan estas fechas, por si la historia se vuelve a repetir, justo ahora.
También odio esa actitud de la gente que se empeña en demostrarse cariño estos días, y odiarse el resto del año. Digamos que me gusta querer todo el año, pero también odiar en navidades.
Todas esas luces de colores por todas partes, malgastando energía inútilmente, que se llega a convertir en un concurso entre ciudades para ver cual derrocha más.
Pero aún así hay dos cosa que me encantan de la navidad: poder reunirme con personas que hace tiempo que no veo y la felicidad e ilusión con las que todo el mundo vive y se contagia de unos a otros.
Y por mucho que la odie, creo que, salvando algunos matices, podría ser maravilloso vivir en una navidad constante.
Es difícil encontrar un solo motivo cuando me preguntan la razón de este odio. Pues bien, quizá tenga que ver con que en estas fechas he perdido a dos de las personas más importantes de mi vida. Sé que es demasiada casualidad, pero no puedo evitar sentir miedo cada vez que se acercan estas fechas, por si la historia se vuelve a repetir, justo ahora.
También odio esa actitud de la gente que se empeña en demostrarse cariño estos días, y odiarse el resto del año. Digamos que me gusta querer todo el año, pero también odiar en navidades.
Todas esas luces de colores por todas partes, malgastando energía inútilmente, que se llega a convertir en un concurso entre ciudades para ver cual derrocha más.
Pero aún así hay dos cosa que me encantan de la navidad: poder reunirme con personas que hace tiempo que no veo y la felicidad e ilusión con las que todo el mundo vive y se contagia de unos a otros.
Y por mucho que la odie, creo que, salvando algunos matices, podría ser maravilloso vivir en una navidad constante.
domingo, 20 de noviembre de 2011
Vívela.
Sacó dos fotos viejas de un viejo billetero negro y dijo: "63 años". 63 años habían estado guardadas esas fotos en ese billetero. 63 años de felicidad, sufrimiento, risas, llantos...pero sobre todo de amor, mucho amor.
Ahora solo queda nostalgia. Todo eso se acabó cuando ella se fue. "Parece que no va a llegar nunca, pero llega" se repetía, "parece que no se va a acabar nunca, que vais a estar siempre juntos, que os vais a querer siempre, pero se acaba, créeme, se acaba", me dijo. Podía notar como las lágrimas llegaban poco a poco a sus ojos, y como él intentaban que brotasen. "Y ahora mira, lo único que me quedan son estas dos fotos, ella me dio la suya, cuando aún nadie sabía que estábamos juntos, y la llevaba siempre conmigo. Yo me hice otra para dársela a ella, y ese era nuestro gran secreto, ya ves, una foto era lo que nos mantenía juntos, porque no podíamos vernos. ¿Sabes lo que te digo? Que disfrutes de tu vida, de tu juventud, disfruta, todo lo que puedas, quiere, quiere mucho, y que te quieran claro. Que vivas todo intensamente. Que la vida se va y no vuelve, pero tú tienes toda una vida por delante, vívela".
Ahora solo queda nostalgia. Todo eso se acabó cuando ella se fue. "Parece que no va a llegar nunca, pero llega" se repetía, "parece que no se va a acabar nunca, que vais a estar siempre juntos, que os vais a querer siempre, pero se acaba, créeme, se acaba", me dijo. Podía notar como las lágrimas llegaban poco a poco a sus ojos, y como él intentaban que brotasen. "Y ahora mira, lo único que me quedan son estas dos fotos, ella me dio la suya, cuando aún nadie sabía que estábamos juntos, y la llevaba siempre conmigo. Yo me hice otra para dársela a ella, y ese era nuestro gran secreto, ya ves, una foto era lo que nos mantenía juntos, porque no podíamos vernos. ¿Sabes lo que te digo? Que disfrutes de tu vida, de tu juventud, disfruta, todo lo que puedas, quiere, quiere mucho, y que te quieran claro. Que vivas todo intensamente. Que la vida se va y no vuelve, pero tú tienes toda una vida por delante, vívela".
domingo, 6 de noviembre de 2011
Ella.
Le decían que no sabía lo que quería, que era inmadura, caprichosa y olvidadiza. Todos pensaban que era una indecisa que jamás llegaría a tener nada serio, porque le gustaban todos y ninguno a la vez. Lo que nadie sabía, ni pensaba, ni sospechaba era lo que había pasado antes de todo aquello. Pensaba que como siempre sonreía siempre le había ido todo bien, pero no, dicen que sonreir no significa que seas feliz, sino valiente. Eso era ella valiente para afrontar su pasado, y soreirle al futuro, pero nadie lo sabía. Todos seguían pensando que era fría, insensible y que no le importaba nada. Pero lo que a ella solo le importaba era volver a sentir sus besos, pero como sabía que jamás los volvería a tener intentaba ser feliz mientras podía y con lo que tenía.
jueves, 9 de junio de 2011
Escalofrío
Creo que uno teme a la muerte hasta que se ha enfrentado cara a cara con ella, y ha perdido la batalla.
Si nunca escribo sobre este tema es porque siempre me ronda la cabeza cuando me voy a la cama, justo antes de dormirme. Antes, al pensar como sería la situación, me recorría un escalofrío y solo quería pensar en otra cosa, pero como en todo, si le pones más empeño en olvidar, más lo piensas. Y entonces, antes de temer que tú te puedas ir, temes la ida de aquellos con los que compartes el día a día. Y empiezas a imaginar como sería tu vida sin ellos, cosa que nunca se acerca a lo que de verdad va a ser tu vida cuando ellos no estén. Obviamente, en esas imágenes que tu cabecita ha creado, tu tienes al menos veinte años más, porque por encima de todas las cosas, deseas que ese momento no llegue nunca.
Pero llega, y por mucho que hayas imaginado el dolor que pensaste que ibas a sentir no es ni la milésima parte del que sientes en ese momento.
Sacas fuerzas sobrenaturales para salir de todo aquello, para que la rutina no pueda contigo, para seguir adelante. Pero aún así sientes un vacío día a día que ya nunca podrás volver a ocupar.
Y es entonces, cuando por las noches, ya no sientes ese escalofrío al pensar qué podrá pasar, como será. Sólo te queda recordar los buenos momentos, aferrarte a los que están por llegar, disfrutar día a día de las personas que te rodean, porque nunca sabes cuando, cualquiera de ellas te puede faltar.
Si nunca escribo sobre este tema es porque siempre me ronda la cabeza cuando me voy a la cama, justo antes de dormirme. Antes, al pensar como sería la situación, me recorría un escalofrío y solo quería pensar en otra cosa, pero como en todo, si le pones más empeño en olvidar, más lo piensas. Y entonces, antes de temer que tú te puedas ir, temes la ida de aquellos con los que compartes el día a día. Y empiezas a imaginar como sería tu vida sin ellos, cosa que nunca se acerca a lo que de verdad va a ser tu vida cuando ellos no estén. Obviamente, en esas imágenes que tu cabecita ha creado, tu tienes al menos veinte años más, porque por encima de todas las cosas, deseas que ese momento no llegue nunca.
Pero llega, y por mucho que hayas imaginado el dolor que pensaste que ibas a sentir no es ni la milésima parte del que sientes en ese momento.
Sacas fuerzas sobrenaturales para salir de todo aquello, para que la rutina no pueda contigo, para seguir adelante. Pero aún así sientes un vacío día a día que ya nunca podrás volver a ocupar.
Y es entonces, cuando por las noches, ya no sientes ese escalofrío al pensar qué podrá pasar, como será. Sólo te queda recordar los buenos momentos, aferrarte a los que están por llegar, disfrutar día a día de las personas que te rodean, porque nunca sabes cuando, cualquiera de ellas te puede faltar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)