Y es que todo era tan fácil de pequeños: el amor sólo era un juego, un problema eran deberes, trabajar parecía que no iba a llegar nunca, la felicidad aparecía a la hora del recreo, nos aburríamos en verano y deseábamos volver al colegio, el mayor placer se encontraba al llevar zapatos nuevos, cualquier desacuerdo se solucionaba a piedra, papel o tijera, los amigos eran eternos, y los sueños podían hacerse realidad...
Pero ahora, todo se complica, y es que ver las cosas como son a veces nos hace verlas más difuminadas. ¿Quién dijo que quería crecer? Supongo que todos hemos querido ser mayores alguna vez, incluso jugábamos a que ya lo éramos. "Lástima, sólo era un juego" me digo al ver el presente. Me gustaría volver a ese juego de papás y mamás donde todo era perfecto. Pero el tiempo corre, siempre corre, ya sea a nuestro favor o en contra, pero nunca se detiene; y desgraciadamente fue en contra de nuestro juego. Ya ves cómo son las cosas, de pequeños jugamos a casarnos, y de mayores seremos dos extraños.
"Te juro que volverá, ese amor verdadero de cuando era pequeño..."